por Esther Pertegal | Ene 27, 2015
Amigos míos, he aquí algo pueril. Es una especie de bálsamo para el alma cansada que se deja rozar por el desánimo. En silencio, sentados en posición de meditación, vuestra mano izquierda reposa en el suelo mientras la derecha, sobre la rodilla, tiene la palma mirando...